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A la salida del pueblo, pararon a cargar combustible y agua para el mate. Lucio aseguró el enserado que cubre la caja de la camioneta y caminó unos pasos hasta salir del playón, al descampado que comienza apenas termina el cemento sucio de aceite y manchas de gasolina. Prendió un cigarrillo. La noche va perdiendo oscuridad, las estrellas empiezan a palidecer. En poco rato amanecerá. El dÃa nuevo los encontrará en camino.
El Willy, el chaqueño que será su acompañante y baqueano en la ruta, dejó el termo sobre el techo del vehÃculo y se mandó para el lado de los baños.
Lucio miró la hora. Las cuatro y media. Metiéndole pata y sin contratiempos llegarÃan a la noche a la zona del Bermejito. Destino y fin del viaje.
Se desperezó y tocó con una mano